Sí, hay que reconocerlo: los padres también se equivocan. Una de las decisiones más trascendentales para la vida de los hijos es el nombre que se les pone porque, fuera bromas, puede marcar la trayectoria.
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Y, sino, que se lo digan a los famosos que veremos en la próxima galería. Sus nombres reales eran tan y tan feos, largos y/o complicados que no vieron otra opción para garantizar su futuro en el mundo de las celebrities: cambiarse el nombre.
No, no vale lo de “en eso no se fija la gente” porque estos nombres espantan a cualquiera. ¿Qué no te lo crees? Pues a ver si eres capaz de ponerle esta fantochada de nombre a tu bebé…
Lo de Brad Pitt aún es viable (William Bradley Pitt). El problema más grande lo tiene Tom Cruise, que en realidad se llama Thomas Cruise Mapother IV. Vamos, que lo de la saga de Harry Potter casi le recordaba a algo.
Muy monos los nombre de cara a la farándula, pero los reales ponen los pelos como escarpias. Así, Bárbara Rey se convierte en María Margarita García García, muy español y casto (¿como ella?) y Norma Duval pasa a ser María Purificación Martín (¿quieres decir que su nuevo novio sabe su nombre real? Como se entere igual se echa a correr).
Lo de Bono, del grupo U2, más que por feo era por necesidad: ¿quién iba a acordarse de “Paul David Hewson”? Si cuando terminas el nombre ya no recuerdas qué querías decirle. Y lo de Avril Lavigne, creo que reducir su nombre ha sido la decisión más acertada de su vida: se llama Avril Ramona Lavigne.
